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El cambio climático ya modificó también el invierno

En el ojo del huracán están las tormentas extremas que azotaron y sepultaron bajo la nieve algunas ciudades de Norteamérica y que mataron a personas dentro de sus automóviles, así como el invierno cálido que ha roto temperaturas récord en Europa, lo cual ha obligado a cerrar estaciones de esquí por falta de nieve.

Es común relacionar el cambio climático con olas de calor y sequías, incluso, con el deshielo de los casquetes polares, pero sorprende vincular las tormentas de nieve y frío extremos —al grado del congelamiento— con el calentamiento global.

Científicos del clima han explicado que una nevada severa, como la vivida en la Navidad en Estados Unidos, que dejó bajo toneladas de nieve el oeste de Nueva York, es un impacto esperado del cambio climático, porque un planeta más caliente evapora más agua —de océanos y lagos— a la atmósfera. Por lo tanto, la humedad adicional se transforma en más precipitaciones, ya sea como fuertes nevadas o aguaceros.

El cálido Florida vivió la Navidad más helada de su historia en 33 años. Incluso, el frente frío permitió que la nieve cubriera el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.

Michael E. Mann, climatólogo de la Universidad de Pensilvania, dijo a la agencia AFP que “existen ciertos aspectos de las tormentas de invierno donde los vínculos con el cambio climático son bastante fuertes y robustos… Por ejemplo, el calentamiento de las masas de agua (lagos u océanos) influye en la cantidad de nieve que cae”.

La tormenta invernal que sepultó Buffalo, Nueva York, en más de metro y medio de nieve, causando la muerte de casi 40 personas que quedaron atrapadas en sus automóviles, también dejó incomunicadas y sin energía eléctrica a otras miles, debido a un mecanismo llamado nieve con efecto de lago, porque esta ciudad está situada cerca de los Grandes Lagos.

¿Qué es nieve con efecto de lago? Ricky Rood, profesor de Ciencias e Ingeniería del Clima de la Universidad de Michigan, explicó al portal Yale Climate Connections que, como los Grandes Lagos se han calentado más, eso ha hecho que estén libres de hielo por más tiempo en el invierno, ocasionando mayor evaporación y producción de nevadas más intensas.

Lo paradójico es que, pese a la tormenta invernal, hay zonas de EU donde estaciones de esquí no tienen nieve o es escasa, pero hay precipitaciones heladas.

Las lluvias repentinas golpean más en los meses del verano, porque son regularmente más cálidos y la humedad en la atmósfera puede derivar en inundaciones desastrosas y mortales.

Desde la semana pasada, el estado de California ha sido azotado por una serie de ríos atmosféricos, en forma de ciclón bomba, con lluvias repentinas, fuertes vientos, oleaje alto e inundaciones. Tan sólo San Francisco recibió aguaceros durante 10 días, pero la cantidad que cayó fue el equivalente a más de dos meses, lo cual ocasionó inundaciones y deslizamientos de piedras.

El Servicio Meteorológico Nacional estadunidense alertó el fin de semana que se espera otra serie de ríos atmosféricos en la costa californiana con lluvias repentinas y muy probablemente podrían causar daños.

Los ríos atmosféricos, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, como los de California, son columnas que transportan gran cantidad de vapor de agua y tienen el equivalente al flujo promedio de agua de la desembocadura del río Mississippi.

Cuando los ríos atmosféricos tocan tierra se transforman en lluvias o nevadas.

Una aclaración, los ríos atmosféricos no son efecto del calentamiento global, surgen de manera natural y son fundamentales en la producción de lluvias y nevadas en el mundo, pero científicos del clima coinciden en señalar que el cambio climático sí puede cambiar ubicación e intensidad de los sistemas de tormentas debido a la cantidad de humedad en la atmósfera con el aumento de la temperatura.

El contraste invernal está del otro lado del planeta. La Navidad en Europa no fue blanca ni tampoco la llegada de 2023, pues las temperaturas invernales fueron cálidas.

El jueves pasado, la Organización Meteorológica Mundial informó que “altas temperaturas asolan a Europa en pleno invierno y baten todo tipo de récords jamás vistos”.

En Francia, el Año Nuevo llegó con una temperatura de 25 grados centígrados; a Hungría, de 18.9 grados; mientras que en Alemania y Suiza los termómetros marcaron 20 grados centígrados.

Ante el temor de un invierno crudo en medio de la invasión de Rusia a Ucrania y la crisis de los combustibles que ha desatado, el precio del gas natural en Europa cayó hasta 10.4 por ciento.

Estos récords de calor invernal obligaron a cerrar estaciones de esquí en Suiza, Alemania y Francia por la falta de nieve, otros recurrieron a nieve artificial y unos más abrieron senderos de verano para bicicleta de montaña y senderismo.

Otros centros no corrieron con esa suerte, como los Dolomitas de Italia, donde hubo buenas nevadas.

Estos hechos indican que el cambio climático transforma los inviernos. Por donde se le vea, es una catástrofe que el planeta siga calentándose.